23.11.10

El punto G

Hoy hace un año no podía ver el reflejo dorado del sol en los edificios de mi calle. No llegué a saber si hacía tanto frío como hoy en esta tierra. No vi casi amanecer en la provincia donde resido. Estaba de viaje. Antes de irme, dejé mi corazoncito bien arropado por mis peluches, encima de mi cama, calentito para cuando volviera. Me fui vacía totalmente, echando de menos todo. Lloré y me puse triste porque nunca antes había estado tan lejos de todo aquello que amaba. Y además la gente no hablaría mi idioma ni entendería mi cultura y mis emociones. No era miedo, era vértigo.
Pasaron los meses, pasó el tiempo y las cosas se fueron estabilizando. Yo me entendía con la gente, me reía y lloraba también. Echaba de menos algunas cosas pero comencé a tener como habituales lugares que no sabía ni que existían. La vida transcurría normal, como le pasa a todo el mundo. Todo volvió a ser rutina. Pero aún dejaba mi corazón aquí cuando volaba hacia el este.
Hasta un día. No me preguntes cuál fue porque no lo se. Lo único que recuerdo es que un día entrante en la oficina, me saludaste, nos abrazamos y volvió a latir. Ahí estaba! Mi corazón! Me lo había traído sin querer? Podría haber olvidado dejarlo junto con todo lo que quiero? Llamé por la noche a casa y pregunté. Seguía donde yo lo había dejado, así que, qué era aquello que latía? Pensé en ello y al verte al día siguiente me di cuenta. Tú me habías dado otro! Gracias a tí se fueron la rutina, el vértigo, el pensar que era algo temporal y transitorio. No era pequeño, era como es el que dejé aquí. A partir de ese momento, empecé a sentir todas las cosas buenas de aquí. No solo veía sitios nuevos, gente ajena, situaciones extrañas. Vivía tal y como lo hacía aquí pero en otro ambiente. Y para vivirlo todo se necesitan sentimientos. Tú me los diste, mi gran amiga. Tú conseguiste que, aquel día que me marché, muerta de pena y de alegría a la vez, te dejará mi corazoncito en algún sitio entre la bolsa de gominolas y los informes personales. Ahí estará calentito y seguirá llenito de buenas cosas, que tú siempre le das. Porque lo que compartí contigo no fue solo tiempo, fue muy bonito.

7.11.10

Preguntas sin respuesta (IV)

Por qué los "8 días de oro" suelen ser en realidad quince días como mínimo? Y la "semana fantástica"? Si no son exactamente ni ocho días ni una semana, por qué los llaman así? Podrían decir, simplemente, los "días de oro" o algo similar. Es que vamos, porque una ya está acostumbrada, que si no se lo tomaba al pie de la letra e iba el primer día.

5.11.10

Chondo, de nombre Estoica

Mi asombro ante la ignorancia por parte de los políticos, legisladores y demás hombres de poder en torno a nuestro Derecho parece no tener un minuto de respiro. Jurista como soy (científica del Derecho de pro, y lo declaro a los cuatro vientos) sigo aferrándome a aquella semilla, ya germinada, que allá por el año 1999 plantó un buen profesor de Derecho Civil en una clase magistral y excepcional que nos ofrecía a un puñado de admiradores a eso de las cuatro de la tarde. "En España hay diarrea legislativa. Que no hay nada que hacer? Vamos a hacer una ley!", aclamaba entre vítores y risas de los pocos afortunados que acudíamos a sus espectáculos didácticos. En fin, que hace algunos años salió una ley de partidos políticos que venía a decir que si apoyabas a los terroristas y desechos similares no podías presentarte a las elecciones. Huelga decir que la base de datos del legislador español, al igual que pasa con los DNIs, permite las duplicaciones. Creyendo que tan solo yo, una por entonces estudiante de Derecho con bastante imaginación y poco empuje, me había dado cuenta de tan magno error, agarré mi tan querida e ignorada Constitución y le di un repaso. No había terminado de plantear mis argumentos a mi círculo más cercano cuando un artículo en el periódico me daba la razón. Todo un señor catedrático había visto la luz (cegadora) tan obvia, precisa y sencilla que debió a cegar al legislador, impulsándole a tomar derroteros más oscuros y enrevesados. Trabajo perdido por no leer el artículo 22 de la Carta Magna.
Sin embargo, pese a tal vacío constitucional (porque se pasó de ella total y descaradamente), seguí confiando en la pirámide legislativa... hasta esta semana. Cuál fue mi sorpresa al leer otra noticia-apretón salida de la mente del hacedor de leyes-retrete español. La pirámide vuelve a sufrir otro empujón más quedando inclinada ya y sin opción de volver atrás. Claro, claro, lo hacen a favor de la igualdad, de la mujer y de todas esas cosas que ahora están tan de moda (en el papel claro, que luego siguen matándolas, pagándolas de menos y vejándolas allá por donde van) Pues bien, mis apuntes al respecto son los siguientes:

- artículo 109 del Código Civil
- artículo 55 de la Ley sobre el Registro Civil (actualmente en vigor)

De veras es tan importante ponerlo en la ley si la mujer, el hombre o el hijo, si es mayor de edad (o emancipado), pueden ir por su cuenta y riesgo al registro cuando le de la gana para cambiar y jugar con los apellidos? No hubiera sido más fácil decir "que se pongan de acuerdo entre ellos"? Es que nos hemos vuelto locos y son necesarias estas leyes que se meten en la vida de la gente? Anda que no habrá cosas en este país más importantes que legislar sobre la filiación y encima presentarlo como toda una novedad. Para mí, amante de los Códigos, de Kelsen y sus teorías de supremacía, y creyente de que la ley está para interpretarla más que para jugar con ella a los vestidos, ya no me sorprende nada. Lo malo es que parece ser que todos creen que son unos visionarios. Qué tristura!

12.10.10

Güell para nosotros

Siempre nos recomendabas las mejores cervezas, que hablásemos más entre nosotros y que dejásemos de dar la brasa con nuestras gominolas y nuestras risas.

19.9.10

9.9.10

Memorias

Ahora que me paro a pensar, ni siquiera recuerdo mi infancia. Es un poco triste que no tenga ni una sola imagen de mí mismo, de mis padres (si es que los hubo), de mis juguetes,... bueno, de esas cosas de los niños. Yo, que todo lo oigo y todo lo veo, no estoy muy seguro de cómo he llegado aquí. No recuerdo otra cosa que estar aquí, vigilando, mirando, salvando vidas. No soy como esos otros compañeros míos que viven en los Estados Unidos. Afortunados ellos! Disponen de un alter ego, una identidad humana que les permite salir de vez en cuando, relacionarse con los demás, tomarse unas vacaciones y saborear eso que llaman "vivir". Lo mío no es vida, es obligación las veinticuatro horas del día, trescientos sesenta y cinco días al año. No como, porque no lo necesito. No duermo, porque nunca tengo sueño. Día tras día, lo mismo en el mismo lugar.
Eso es otra cosa que no entiendo. Por qué cada uno tiene su territorio? Ellos allí, todos juntos. Hay bastantes y abarcan de sobra ese país. Aquí estoy yo solo y la cosa no pinta bien últimamente. No solo los incendios en la reserva natural, las riadas por la época de lluvias, las hambrunas por la falta de medios. Ahora también se habla de guerra. He visto qué es en mis vuelos de placer a otras latitudes. Escondido entre las montañas, observé cómo tres tribus se destrozaban sin piedad allá a orillas del mar grande. Y mucho tiempo atrás vi todos aquellos hombres avanzar entre enormes tanques, en la gran llanura donde siempre nieva. Pero eso no lo pude ver bien porque los aviones eran demasiados para evitarlos y seguir mirando. No obstante, tengo un concepto de la guerra y de lo que implica. Nada bueno, me temo.
Sería este un buen momento para tomarme unas vacaciones, lejos de aquí. En la gran isla solitaria al otro lado del mundo. Allí puede que me consiguiera librar de las voces. En cierta ocasión lo intenté, alejarme lo suficiente para no tener que escuchar plegarias, quejas, gritos de desesperación y alabanzas. Quién se creen que soy? Dios? Como si yo fuese capaz de hacerlo todo, de llegar a tiempo a todos los sitios. No es que no me importen, es que ya empiezo a estar harto. Ahora los dos gobernantes del país se cuelgan medallas con mi cara. Que si soy de uno o de otro lado, que si vivo en su mismo pueblo, que si en realidad provengo de su misma sangre. Por favor! Ni siquiera tengo eso que llamáis tarjeta de identificación personal! Soy yo y punto! Me tienen hasta las narices. Hace semanas ya que no escucho sus pensamientos porque son malos, porque están podridos, porque sus acciones no me gustan y no les ayudo porque me detiene mi razón. Y sin embargo, hay gente que les sigue, que les adora, que les levanta estatuas. Para mí todos ellos son iguales; no les pienso ayudar, no pienso moverme de aquí.
A quién quiero engañar? Seguiré escuchando sus voces y de todos ellos alguno habrá que haga revolverse mi conciencia y mi sentido de la responsabilidad; entonces correré a ayudarle. Aparece a lo lejos un río de gente. Cómo me dijo aquel hombre? Refugiados, expulsados de sus tierras por la guerra que se cierne sobre mi país. Me concentro para escucharles. Silencio, no más. Nada piden, nada dicen. Abnegados en su destino solo caminan sin pausa para cruzar la frontera y estar a salvo. No debería ayudarles ya que no me lo han pedido. No puedo intervenir tan flagrantemente en el devenir humano. Observo sus caras, las mujeres, los niños, los hombres mutilados, todos con sus posesiones a cuestas. Me deshago de mi máscara, de mis ropas. Me pongo un trozo de tela por encima y me uno a la caravana. Su silencio me tranquiliza y a ellos les tranquiliza saber que estoy allí. Por una vez, me siento de algún sitio... huyendo.

1.9.10

Cualquiera tiempo pasado fue mejor? (A.de B. dixit)

He estado mirando fotos, de esas que tenías que imprimir porque la cámara no era digital ni te permitía revisar si estaba bien hecha o no. Tengo puesto un cd que un ex-algo me regaló con toda la alegría del mundo y que ahora es mío, solo mío. Miré las fotos bastante rápido, sabiendo lo que me iba a encontrar, pero aún así me sorprendieron varias cosas en mi rápido vistazo de apenas un minuto. Podría colgar una foto de aquellos años, con mi pelo largo y mis gafas que tan bien resultaron hasta que se comprobó que la soldadura de la montura no era la adecuada; pero para ello tendría que instalar el scaner y todo el mogollón, así que no. Lo que más me sorprendieron fueron aquellas caras que tan poco han cambiado. Las sonrisas que siguen intactas, porque no comprendían la maldad y aún ahora siguen sin entenderla. Aquellas amigas que persisten a pesar de la distancia y las charlas interminables. Y en sus caras sigo viendo la misma expresión que veo ahora cuando salimos y nos echamos a reír. Las cervezas y bio-solanes, los bares de siempre, aquel carnaval tan extraño, la foto de grupo y la osadía de la juventud no tan lejana. Son estas las fotos con brillo.
Las fotos mate no me las esperaba. Amigos que se fueron, miradas perdidas, momentos captados (que dirían los especialistas de la fotografía) que reflejan lo que sucedió meses, años, décadas después. Esas sonrisas no son tan sinceras, esas cervezas estaban totalmente acabadas. Creí ver en alguna de esas fotos momentos tan divertidos que ahora me río. Pero también vi cómo la gente desmerece, se arruga y envejece ante el paso del tiempo. Claro que eso solo es aplicable a determinadas personas, a las que todavía sigo viendo de vez en cuando. Pero cómo le han podido salir tantas arrugas! Cómo ha podido envejecer de esa manera! Se ha dejado totalmente y ya ni se arregla! Nunca más volverá a sonreír y a gastar bromas como aquel día! Y todos estos pensamientos cruzaron y se han instalado para toda la mañana.
Pero como ya soy mayor y he recapacitado, pensado, elucubrado y olvidado (aún sin querer) todo lo que pasó en esa neblinosa etapa de mi vida, paso de canción y con candor mis chicos me llevan donde siempre he querido estar. Sentada en mi habitación escribiendo en el blog. Sin expulsar demonios ni temores del pasado porque ya no queda nada, solo la niebla de Aguafría.

30.7.10

6.7.10

Se me va la pinza!

Pues quiso el día que me levantase inspirada pero como ya anoche me condicionaron, hoy no puedo menos que ponerme delante del teclado y escribir una entrada sobre palancas, babas, tipos bastante extraños y la eterna pregunta de porqué no estudié psicología para centrarme tan solo en un ámbito de la mente humana y no verla en su conjunto. La vida es muy complicada si se ve en general. Y como todos estamos dentro de una caja gigante, cuando dejas de pulsar la palanca como que el resto del grupo te mira raro.

2.7.10

It's a mixed up world

Te hice caso y cerré las persianas. Lo cierto es que dormí mejor y descansé, pero se coló en mis sueños. No fue muy agradable volverla a ver después de tanto tiempo, si bien no era su cara la que más me impactó y con la que me fui a la cama. Como ya sabes, hace tiempo que no voy con nadie a la cama y me temo que así han de acabar mis días. Recibí un correo hará un par de semanas en el que me hablaba de cosas triviales, una de esas conversaciones que tanto odiabamos cuando nos parábamos a pensar en el resto de la gente, mucho más guapos que nosotros pero menos capaces. El caso es que descubrí entre línea y línea que mi e-mail de aquel noviembre tan odioso fue verdad. Tan cierto como que aún la sigo sintiendo dentro cuando ella siempre estuvo lejos de mí. Ahora tiene un nuevo novio, uno de esos que van a trabajar en moto, que no les cuesta quitarse os guantes y el casco, que escuchan música de los setenta, los clásicos de siempre y que la tratan como a una princesa. Y aún así, cuando bebo cerveza sentado en un bar, con todas esas chicas a mi alrededor semi-desnudas, pienso en ella y se que me quiere, que algo hubo. Entonces aparece él, siempre él, me quita la alegría, me pone en ridículo y todo el amor que sentía se convierte en simple y puro enfado.

29.6.10

El agua siempre es conductor

Lo más bonito es el amor adolescente. Ese amor que hace que te quedes despierta toda la noche pensando en él; o lo que es mejor, con él! Nos cogemos de la mano solo cuando nadie mira, cuando estamos a solas, paseando junto al lago. Él me mira, yo le miro y nos besamos tan inocentemente que apenas me lo puedo creer. Vemos los atardeceres desde el balcon de su casa y nos abrazamos como si siempre fuesemos a estar así. Luego se hace de noche y, bueno, no hace falta dar muchos detalles para saber qué sucede en su habitación. Vuelvo a esas salidas clandestinas que hacía cuando era joven y mentía sobre dónde iba a dormir, con quién iba a salir. Y al día siguiente, inventaba una historia con la que salía del paso, poniendo como excusa la rutina que dominaba por entonces mi vida lúdico-festiva. Así que ahora no invento excusas, tan solo me guardo la verdad ante las preguntas de la gente. Procuro disimular mi sonrisa, mi coquetería rebosante en las últimas semanas y ese brillo en mis ojos. "Es la alergia", suelo justificar. Pero sé que cuando pase el verano y llegue el explosivo otoño, seguiré teniendo esta mirada de quinceañera.
Me ha hablado ya del invierno, pero no me preocupa lo que venga. Lo que ahora poseo, lo que ahora tengo entre mis brazos, eso es lo que vale. La gente a mi alrededor no entiende, no quiere ver, no siente. Pero yo me siento tan repleta de cosas, de hormiguitas en mi estómago, de ganas de mirar a escondidas, de sonrisas que quieren convertirse en carcajadas, que no me puedo aguantar. Me hago un pequeño fortín en mi mesa, me sumerjo en sus mensajes furtivos y obscenos y disfruto de mi momento. Y como siempre, debo callarme y guardarme las cosas. Pero esta vez el trago es muy dulce y merece la pena por seguir sintiendo las mariposas volando a mi alrededor al son de su absorvente risa.

G.M.
Así pasa cuando sucede

22.6.10

De teatros, baldosas, castos y agua

Hoy me pasé la noche entera soñando contigo. Con tus ferias y tus mercadillos. Con tu silueta alta y esbelta, y el Magistral asomado a la ventana con sus prismáticos, observando cómo vives. Vi el largo camino lleno de fuentes y gente. Hacía sol pero sin calor, lo justo para pasear. Para degustar tus platos, tus bebidas, tus olores y canciones. Soñé que tan solo una ciudad estadounidense te ganaba, y solo por una tienda de comics. Soñé que estaba allí, disfrutando de unos días, tranquila. Bailando entre la arboleda urbana, con ese ruido de fondo que tanto echo de menos. Con comida para dar a los animales que aquí son tan extraños. Soñé con tu cielo azul y tus prados verdes, con las flores que le llevaré cuando vaya a verles, con bocadillos y empanadas, con ríos llenos de risas y caminos empapados de sudor. Con unos días nada más, pues si es verdad que te llevo bien dentro (muy al estilo histórico, no tanto deportivo), mi primera patria es más grande. Pero es inevitable, mi querida piedra, me has ganado poco a poco. Después de tí llegó lo demás, y ya lo único que queda auténtico de tí es ese reducto de intimidad que tan solo abres a unos pocos. A aquellos que son capaces de recordar aquel pie de la Regenta pisando el adoquín de tu corazón.

18.6.10

La llama del compresor

Y en vez de llorar, respondí. En vez de enzarzarme en una pelea dialéctica en un dialecto extranjero, respondí lacónicamente y di la razón. Porque no soy menos que nadie ni más que aquellos que se creen superiores. Bien especifica el papel a qué rinconcito tengo que limitarme. Y bastante me he extralimitado ya. He dejado de lado mi afición a la escritura, mis historias con los cocos y los bonobuses, mis ratos de ocio, mi risas y mis logros. Me olvidé durante mucho tiempo lo que era delegar, lo que era pasar de aquello por lo que no me van a dar las gracias. Olvidé entre la nieve mi orgullo y mi poder, mi expresión iuspositivista, mis tacones y mis ganas de impregnarme de todo sin dejar que me calase. Lo olvidé por completo. Pero entonces llegaron las risas en la inmensidad, las mañanas de esperanza, una carpeta nueva y mi planeta regente.
Así pues, respondí con un tono conciliador que de poco sirvió, mas de mucho va a servir en ese día que tenga que ponerme la bata y hacer de científica. Porque parece que no estudiamos en la misma facultad y sin embargo él es más que yo atendiendo a su cuenta bancaria. Porque parece que no trabajamos en el mismo bando y sin embargo él es un igual atendiendo a su tarjeta. Porque parece que no soy la que más se esfuerza y sin embargo son a ellos a los que no invitan a tomar café. Porque parece que a fin de cuentas la que está aquí soy yo y sin embargo los que están quedando mal son ellos.

9.6.10

Conversaciones de coche

-Cuatrocientos grados y cien kilos de presión!
-No serán muchos grados para una sola vez?
-Es una yeguada!

31.5.10

Preguntas sin respuesta (III)

Por qué en las series de televisión donde están en una isla desierta o en mitad de un lugar deshabitado, ellos siempre están afeitados y ellas siempre están depiladas? Es que lo único que se salva del accidente son las cuchillas y las pinzas para arreglarse las cejas? Y qué hay de tampones, compresas y el resto de útiles sanitarios para esos días? Es que si están en mitad de la selva también tienen cosas así?

28.5.10

Hombre, exactas, exactas, las ciencias como que no

Con noticias como esta me paro a pensar en si las matemáticas, al fin y al cabo, tampoco son algo invariable. Me hace gracia y a la vez me da esperanzas de saber que no hay nada seguro en este mundo, que todo se puede rebatir, comprobar y anular si la persona adecuada se pone a pensar sobre la materia adecuada. Que todo cambia, todo avanza, todo se mueve y se transforma. La mente humana superándose a sí misma una vez más.

21.5.10

Lo tengo y me gusta

Habrá seis millones de unidades por el mundo, pero todos tienen una folixa diferente detrás.

17.5.10

14.5.10

Me estaré convirtiendo en una suiza? Horror!

Cómo puede ser que ahora lo que más gracia me haga sea la similitud entre la página web de un aeropuerto mediocre y la página web de una comunidad a la que me iría ahora mismo?

12.5.10

Sin necesidad de irme a San Francisco

Ahorro unos cuantos años y me compro algo en común con Steve. Para ser cool no hace falta comer muffins, solo tener carnet de conducir.

5.5.10

Una mesa camilla y un par de sillas

Aunque esté lejos, aunque llueva muchísimo en este gris país, hoy me he vestido de rojo y blanco. Como ellos. Que casi casi me parece que huele a tardes de verano, paredes de cal y sol bajo abanico.

30.4.10

La puesta en libertad se aplaza

Hoy, hoy era el dia. Pero no ha podido ser.






En la lista faltan M. y L.,
buenos amigos, aunque me
haya costado años darme cuenta.



23.4.10

El Pacífico

Le di un beso a mi esposa y cogi la pequeña maleta que me acompañaría en las próximas horas. Pasé los controles y dejé atrás el sitio reservado a esas despedidas tan alegres y a la vez tan tristes que siempre ocupan los pasillos de un aeropuerto en las puertas de embarque. Tiré un beso más a aquella mujer que siempre había estado a mi lado, aún en los momentos en los que bien merecía estar tirado y abandonado, sabiendo que nadie me reclamaría ni se preocuparía. Pero jamás lo hizo. Sus razones tendría. Ahora ambos éramos demasiado mayores como para embarcarnos en una conversación llena de preguntas filosóficas y profundas. La rutina del matrimonio había vedado el terreno de lo profundo, de la sinceridad y la honestidad brutales, de las palabras tranquilas que desahogan. Todo se resumía en una tolerancia mutua exteriorizada por un dejar hacer constante sin oposición.
Así pues, nervioso, esperé en la puerta de embarque, con mi maleta en la mano y el billete arrugado en un bolsillo de mis pantalones nuevos. Repasé mi equipaje mentalmente convencido de que poco importaba lo que llevase. El pelo corto dejaba ver la cicatriz que meses atrás había abierto una brecha bastante profunda. Aquella operación significó la vida, poder sentir de nuevo la emoción de esos inalcanzables ya veinte años. Y los sueños, las esperanzas, las emociones. El hecho de que me confirmasen mi recuperación fue como eco en mi interior que apenas podía alcanzar los decibelios de mi conciencia gritando que había llegado la hora. Aquel mismo día compré el billete. Destino: California. Iba en busca de mi reina de Venice. Poco importaba lo que me habían contado los que ya habían pisado aquellas playas. Yo quería verlo, yo quería opinar. Quería ver el Pacífico, bañarme, empaparme de todo aquello y subirme a una tabla de surf. Quería hacerlo antes de que la cicatriz se empeñase en molestar de nuevo y hacer que todos esos sentimientos escaparan de mí. Esta vez, yo mismo la cosería.
Antes de darme cuenta ya estaba en el avión, despegando, con esa extraña sensación de vacío en el estómago, como si todo quedase en el aeropuerto e iniciase un viaje totalmente liberado de todo aquello que había vivido. A mi alrededor, gente de vacaciones, jóvenes y mayores, que dormitaban o se enfrascaban en alguna lectura ligera. Cómo podían estar tan tranquilos? Apenas podía apartar la vista de la ventanilla esperando a ver la otra orilla. Eran muchas horas de vuelo pero lo soportaría. Ya lo había visto muchas veces en sueños, pero ahora podría ver el camino despierto.
La llegada al aeropuerto hizo que mi estómago se llenase. Volvieron algunos recuerdos de lo dejado atrás, de lo vivido y lo matado. Sobre todo de lo que murió aquel día entre sueños de anestesia. Impulsado por la gente que corría al exterior, cogí un taxi y, antes incluso de dejarme arrastrar por el cansancio, que me urgía a abrazar la cama del hotel, me acerqué a verla. Hacía sol, un sol extraordinario e inmenso. La gente caminaba por la calle, patinaba, sonreían y disfrutaban. El taxista miró por el espejo retrovisor y me preguntó de dónde era. Al escuchar mi respuesta, sonrió y me respondió: "nadie lo diría!"
Se paró y le dije que esperase. Bajé, pisé aquella arena que tanto me había esperado y respiré profundamente. Entonces, mi móvil vibró. Los últimos meses me habían enseñado que era importante tomarse la medicación a una determinada hora. Supuse que se debía al jet-lag el hecho de que se me hubiese pasado. Cogí el moderno teléfono que mi hermano me regaló y vi que tenía un mensaje. Mi mujer, sin duda. "Vaya, se me pasó llamarla cuando llegué!" Sonreí tan solo un instante. Al abrir el mensaje, encontré una foto de ella. Ella, a la que no había visto en meses. A la que tan solo había oido en sueños de hospital. Un mensaje de bienvenida a esa tierra, a ese océano. Mi hija me mandaba un beso en la distancia. Y lo vi todo claro. Mi pies tocaban la arena de una de las playas más hermosas del mundo. Las chicas en bikini se paseaban a mi alrededor. Alguien tocaba una canción de los Beach Boys. Y aquello no importó lo más mínimo porque yo tenía en mis manos a la auténtica reina de Venice.

I only want to see California girls
F.B. Plumeraz

12.3.10

El Mochuelo se queda huérfano

Nunca olvidaré los paseos que me hizo dar por los campos de España.

Apareció ese libro por mi casa
y sin él le falta algo a mi hogar.

17.2.10

La cabra tira al monte... pero tanto tanto

Tengo un amigo al que le gusta mucho la montaña. Se puede decir de él que es un amateur con bastante experiencia, capaz de aguantar largas caminatas y tiempo desfavorable. Todavía recuerdo muchas veces aquella ocasión en la que, con unos simples playeros, dejó atrás a ruteros semi-pro enfundados en ropa de marca. Le considero un gran entendido en la montaña y capaz de cualquier cosa por ver paisajes inmaculados y abiertos. Aún así, me cuesta imaginármelo en esta ruta (tampoco le dejaría ir, que me lo conozco)

Siento no poder el enlace directo al vídeo,
es lo que tiene el acceso limitado.

5.2.10

La globalización suiza

Supongo que es algo que a todos nos pasa. Hay días en los que todo se hace demasiado como para poder con ello y nos supera. Sabemos que en el fondo no es tanta la importancia que tiene, porque a fin de cuentas la vida de nadie depende de ello. La frustación, a pesar de ello, no la quita nadie. Tampoco está bien perder el sueño por pensar en cosas que ya se veían venir, que eran previsibles visto la clase de gente que se sienta en su despacho, coge el teléfono y se dedica a dar órdenes desde la tranquilidad que otorga un ambiente acogedor. No me interpreteis mal, no me quejo, tan solo digo que no soy tan eficiente. Por lo menos en ciertas cosas. La cuestión es que después de tan solo dos meses aquí, me he dado cuenta de que no es todo oro lo que reluce. Ya sabía desde un principio que irse con una mano delante y otra detrás acarrea a largo plazo... incomodidades tanto a nivel local como a nivel cantonal (£$*%& cantones!) No obstante, aqui empieza lo bueno.
No voy a hablar del complicadísimo sistema suizo de permanencia, estancia y trabajo (o espacio Schengen para todo o espacio Schengen para nada, por favor!) porque eso llevaría a que parte de mi ya escasa audiencia se durmiese y optase por abandonar la lectura de este blog. Os voy a hablar de las mentiras que nos cuentan y de ciertas reflexiones que me han hecho llegar a una única conclusión. Pero vayamos por partes.
Nos mienten. Nos mienten cuando nos dicen que en los paises más industrializados todo el mundo habla inglés, por lo menos! Citando a una buena persona con la que he tenido la suerte de coincidir: "todos los suizos que viven en el sur son de pueblo". Maticemos el concepto. Si bien me encuentro en un cantón principalmente francés, estoy en un país donde por lo menos la población debe aprender dos de los tres idiomas oficiales. Parece ser que la gente con la que he tenido la suerte (?) de toparme no acudieron a la escuela ese día puesto que desconocen cualquier otra lengua que no sea la francesa, ignorando cualquier intento desesperado de comunicación en cualquier otro idioma (aunque sea oficial) No contentos con su paso liviano e ínfimo sobre la educación lingüística, se parapetan en su supuesta superioridad estatal frente a la pobre España obligándonos a todos a hablar su idioma (minoritario por cierto en Suiza) Este es un obstáculo que puedo salvar, que no me importa. Pero lo de querer imponerlo lo llevo bastante mal, más que nada porque esperaba más de un país eminentemente turístico y comercial. El norte del país no es mejor. Bautizado recientemente con el nombre de "la andalucía de Alemania", su dialecto basado en vocablos germanos dista mucho de aquella lengua que Goethe se esforzó en aunar y unificar. Tampoco allí ponen mucho esfuerzo en hacerse entender, pretendiendo que cualquier persona que entre en el país conozca y domine al instante los diferentes acentos, lenguajes, chascarrillos y derivados. Vamos, como si le dices a un inglés que hable con un asturiano de la cuenca profunda (y que conste que en la cuenca la gente es más abierta y cosmopolita que aquí)
El segundo punto que quiero tratar hoy, dia de resaca problemática y agotadora (y el día acaba de empezar), es el carácter de los habitantes de este lado de los Alpes. Cerrados, oscuros, más que tímidos, zorros. En cierta ocasión me dijeron que no me fiase de los cántabros. Bueno, pues son una cosa así. Muy amables, muy educados, pero nunca tendrás su confianza, su amistad ni su beneplácito. Transfórmate en uno de ellos y puede que te "ajunten". Mientras, frialdad extrema. Como el clima, como los montes, como el ambiente que gira alrededor del lugar de trabajo, por la calle, en las tiendas. Todos los dias recuerdo a ese buen amigo que ahora está más cerca, y le veo más lejos que nunca. Siempre dije que me sentía europea, y eso es lo que soy. Esto no es Europa, es un país aislado, que se vuelca en sí mismo sin preocuparse del exterior.
De ahí mi conclusión final. Suiza es rica, un país lleno de posibilidades. Pero intégrate totalmente, no traigas nada nuevo, no intentes hacerles mirar más allá. Solo son negocios lo que ven al otro lado de la frontera, no personas. Europa solo es un sitio donde ganar dinero, no cultura. No les intentes enriquecer con extrañas costumbres ajenas, no les expliques cosas que no quieren entender. Ni siquiera pondrán de su parte para que te integres. El Cervino es el símbolo de Suiza: infranqueable, difícil de escalar, solo para expertos. Ahora entiendo que no es solo un símbolo.

12.1.10

Nos vemos en el Mercadoña!

Lo que echo yo de menos su panadería, sus postres marca "Hacendado", sus canciones navideñas y sus precios espectaculares.