29.6.10

El agua siempre es conductor

Lo más bonito es el amor adolescente. Ese amor que hace que te quedes despierta toda la noche pensando en él; o lo que es mejor, con él! Nos cogemos de la mano solo cuando nadie mira, cuando estamos a solas, paseando junto al lago. Él me mira, yo le miro y nos besamos tan inocentemente que apenas me lo puedo creer. Vemos los atardeceres desde el balcon de su casa y nos abrazamos como si siempre fuesemos a estar así. Luego se hace de noche y, bueno, no hace falta dar muchos detalles para saber qué sucede en su habitación. Vuelvo a esas salidas clandestinas que hacía cuando era joven y mentía sobre dónde iba a dormir, con quién iba a salir. Y al día siguiente, inventaba una historia con la que salía del paso, poniendo como excusa la rutina que dominaba por entonces mi vida lúdico-festiva. Así que ahora no invento excusas, tan solo me guardo la verdad ante las preguntas de la gente. Procuro disimular mi sonrisa, mi coquetería rebosante en las últimas semanas y ese brillo en mis ojos. "Es la alergia", suelo justificar. Pero sé que cuando pase el verano y llegue el explosivo otoño, seguiré teniendo esta mirada de quinceañera.
Me ha hablado ya del invierno, pero no me preocupa lo que venga. Lo que ahora poseo, lo que ahora tengo entre mis brazos, eso es lo que vale. La gente a mi alrededor no entiende, no quiere ver, no siente. Pero yo me siento tan repleta de cosas, de hormiguitas en mi estómago, de ganas de mirar a escondidas, de sonrisas que quieren convertirse en carcajadas, que no me puedo aguantar. Me hago un pequeño fortín en mi mesa, me sumerjo en sus mensajes furtivos y obscenos y disfruto de mi momento. Y como siempre, debo callarme y guardarme las cosas. Pero esta vez el trago es muy dulce y merece la pena por seguir sintiendo las mariposas volando a mi alrededor al son de su absorvente risa.

G.M.
Así pasa cuando sucede

22.6.10

De teatros, baldosas, castos y agua

Hoy me pasé la noche entera soñando contigo. Con tus ferias y tus mercadillos. Con tu silueta alta y esbelta, y el Magistral asomado a la ventana con sus prismáticos, observando cómo vives. Vi el largo camino lleno de fuentes y gente. Hacía sol pero sin calor, lo justo para pasear. Para degustar tus platos, tus bebidas, tus olores y canciones. Soñé que tan solo una ciudad estadounidense te ganaba, y solo por una tienda de comics. Soñé que estaba allí, disfrutando de unos días, tranquila. Bailando entre la arboleda urbana, con ese ruido de fondo que tanto echo de menos. Con comida para dar a los animales que aquí son tan extraños. Soñé con tu cielo azul y tus prados verdes, con las flores que le llevaré cuando vaya a verles, con bocadillos y empanadas, con ríos llenos de risas y caminos empapados de sudor. Con unos días nada más, pues si es verdad que te llevo bien dentro (muy al estilo histórico, no tanto deportivo), mi primera patria es más grande. Pero es inevitable, mi querida piedra, me has ganado poco a poco. Después de tí llegó lo demás, y ya lo único que queda auténtico de tí es ese reducto de intimidad que tan solo abres a unos pocos. A aquellos que son capaces de recordar aquel pie de la Regenta pisando el adoquín de tu corazón.

18.6.10

La llama del compresor

Y en vez de llorar, respondí. En vez de enzarzarme en una pelea dialéctica en un dialecto extranjero, respondí lacónicamente y di la razón. Porque no soy menos que nadie ni más que aquellos que se creen superiores. Bien especifica el papel a qué rinconcito tengo que limitarme. Y bastante me he extralimitado ya. He dejado de lado mi afición a la escritura, mis historias con los cocos y los bonobuses, mis ratos de ocio, mi risas y mis logros. Me olvidé durante mucho tiempo lo que era delegar, lo que era pasar de aquello por lo que no me van a dar las gracias. Olvidé entre la nieve mi orgullo y mi poder, mi expresión iuspositivista, mis tacones y mis ganas de impregnarme de todo sin dejar que me calase. Lo olvidé por completo. Pero entonces llegaron las risas en la inmensidad, las mañanas de esperanza, una carpeta nueva y mi planeta regente.
Así pues, respondí con un tono conciliador que de poco sirvió, mas de mucho va a servir en ese día que tenga que ponerme la bata y hacer de científica. Porque parece que no estudiamos en la misma facultad y sin embargo él es más que yo atendiendo a su cuenta bancaria. Porque parece que no trabajamos en el mismo bando y sin embargo él es un igual atendiendo a su tarjeta. Porque parece que no soy la que más se esfuerza y sin embargo son a ellos a los que no invitan a tomar café. Porque parece que a fin de cuentas la que está aquí soy yo y sin embargo los que están quedando mal son ellos.

9.6.10

Conversaciones de coche

-Cuatrocientos grados y cien kilos de presión!
-No serán muchos grados para una sola vez?
-Es una yeguada!