17.2.10

La cabra tira al monte... pero tanto tanto

Tengo un amigo al que le gusta mucho la montaña. Se puede decir de él que es un amateur con bastante experiencia, capaz de aguantar largas caminatas y tiempo desfavorable. Todavía recuerdo muchas veces aquella ocasión en la que, con unos simples playeros, dejó atrás a ruteros semi-pro enfundados en ropa de marca. Le considero un gran entendido en la montaña y capaz de cualquier cosa por ver paisajes inmaculados y abiertos. Aún así, me cuesta imaginármelo en esta ruta (tampoco le dejaría ir, que me lo conozco)

Siento no poder el enlace directo al vídeo,
es lo que tiene el acceso limitado.

5.2.10

La globalización suiza

Supongo que es algo que a todos nos pasa. Hay días en los que todo se hace demasiado como para poder con ello y nos supera. Sabemos que en el fondo no es tanta la importancia que tiene, porque a fin de cuentas la vida de nadie depende de ello. La frustación, a pesar de ello, no la quita nadie. Tampoco está bien perder el sueño por pensar en cosas que ya se veían venir, que eran previsibles visto la clase de gente que se sienta en su despacho, coge el teléfono y se dedica a dar órdenes desde la tranquilidad que otorga un ambiente acogedor. No me interpreteis mal, no me quejo, tan solo digo que no soy tan eficiente. Por lo menos en ciertas cosas. La cuestión es que después de tan solo dos meses aquí, me he dado cuenta de que no es todo oro lo que reluce. Ya sabía desde un principio que irse con una mano delante y otra detrás acarrea a largo plazo... incomodidades tanto a nivel local como a nivel cantonal (£$*%& cantones!) No obstante, aqui empieza lo bueno.
No voy a hablar del complicadísimo sistema suizo de permanencia, estancia y trabajo (o espacio Schengen para todo o espacio Schengen para nada, por favor!) porque eso llevaría a que parte de mi ya escasa audiencia se durmiese y optase por abandonar la lectura de este blog. Os voy a hablar de las mentiras que nos cuentan y de ciertas reflexiones que me han hecho llegar a una única conclusión. Pero vayamos por partes.
Nos mienten. Nos mienten cuando nos dicen que en los paises más industrializados todo el mundo habla inglés, por lo menos! Citando a una buena persona con la que he tenido la suerte de coincidir: "todos los suizos que viven en el sur son de pueblo". Maticemos el concepto. Si bien me encuentro en un cantón principalmente francés, estoy en un país donde por lo menos la población debe aprender dos de los tres idiomas oficiales. Parece ser que la gente con la que he tenido la suerte (?) de toparme no acudieron a la escuela ese día puesto que desconocen cualquier otra lengua que no sea la francesa, ignorando cualquier intento desesperado de comunicación en cualquier otro idioma (aunque sea oficial) No contentos con su paso liviano e ínfimo sobre la educación lingüística, se parapetan en su supuesta superioridad estatal frente a la pobre España obligándonos a todos a hablar su idioma (minoritario por cierto en Suiza) Este es un obstáculo que puedo salvar, que no me importa. Pero lo de querer imponerlo lo llevo bastante mal, más que nada porque esperaba más de un país eminentemente turístico y comercial. El norte del país no es mejor. Bautizado recientemente con el nombre de "la andalucía de Alemania", su dialecto basado en vocablos germanos dista mucho de aquella lengua que Goethe se esforzó en aunar y unificar. Tampoco allí ponen mucho esfuerzo en hacerse entender, pretendiendo que cualquier persona que entre en el país conozca y domine al instante los diferentes acentos, lenguajes, chascarrillos y derivados. Vamos, como si le dices a un inglés que hable con un asturiano de la cuenca profunda (y que conste que en la cuenca la gente es más abierta y cosmopolita que aquí)
El segundo punto que quiero tratar hoy, dia de resaca problemática y agotadora (y el día acaba de empezar), es el carácter de los habitantes de este lado de los Alpes. Cerrados, oscuros, más que tímidos, zorros. En cierta ocasión me dijeron que no me fiase de los cántabros. Bueno, pues son una cosa así. Muy amables, muy educados, pero nunca tendrás su confianza, su amistad ni su beneplácito. Transfórmate en uno de ellos y puede que te "ajunten". Mientras, frialdad extrema. Como el clima, como los montes, como el ambiente que gira alrededor del lugar de trabajo, por la calle, en las tiendas. Todos los dias recuerdo a ese buen amigo que ahora está más cerca, y le veo más lejos que nunca. Siempre dije que me sentía europea, y eso es lo que soy. Esto no es Europa, es un país aislado, que se vuelca en sí mismo sin preocuparse del exterior.
De ahí mi conclusión final. Suiza es rica, un país lleno de posibilidades. Pero intégrate totalmente, no traigas nada nuevo, no intentes hacerles mirar más allá. Solo son negocios lo que ven al otro lado de la frontera, no personas. Europa solo es un sitio donde ganar dinero, no cultura. No les intentes enriquecer con extrañas costumbres ajenas, no les expliques cosas que no quieren entender. Ni siquiera pondrán de su parte para que te integres. El Cervino es el símbolo de Suiza: infranqueable, difícil de escalar, solo para expertos. Ahora entiendo que no es solo un símbolo.