30.10.11

Número uno en ventas desde 1960

Ayer tuve la buena suerte, de nuevo, de fijarme en todo cuanto me rodeaba. En un conocido sitio de cenas de aquesta ciudad, una vez terminado el opio del pueblo, procedieron a cambiar a un canal videomusical. Ahí estaba la eterna cuenta atrás cuyos primeros puestos (por la cola) eran ocupados por... bueno, no por canciones sino por vídeos con muchachas ligeritas de ropa y tipos dejándose sobar (qué desvergüenza!) No obstante, ahí estan ellos, casi todos con nombres cánidos, triunfando mundialmente con sus coches caros y extravagantes, sus abrigos de piel (sí, sí, ellos, no ellas), sus sortijas gordotas de oro y sus gafas de sol. Todo ello con las mencionadas señoritas medio desnudas correteando a su alrededor. Mi mirada se posó en una pareja que cenaba amigablemente mientras ella le hablaba y él observaba ensimismado las imágenes erótico-festivas que se le mostraban. De hecho, todos giraron la cabeza faltándoles esa típica y repugnante babilla que suele aparecer en la comisura de los labios cuando vemos algo agradable (desde ese peazo de cuerpo hasta un buen cachopo)

Vacías mis esperanzas en ver un vídeo interesante y novedoso (que los hay), me sorprendió llegar al ecuador de la lista con un cambio radical en lo que a ritmo y vista se refiere. Pasamos del chico rubito ibicenco total y la morena del bikini dos tallas más pequeño a la chica normalita de voz de oro y a los amiguetes que se lo montan realmente bien. Total, que volvieron a mí las alegrías de ver que aún quedaba algo de cordura en el mundo, que no todo tiene porqué ser carnaza para atraer a las moscas (principalmente) sino que uno también puede disfrutar en youtube con la pantalla apagada. Porque cuando sean mayores, como nos pasará a todos, lo que ahora son sabrosas redoncedes y agradables trocitos de carne pasarán a ser pelotas de tenis en una gran bolsa de cuero y añojo demasiado maduro para hincarle el diente. Ñam!