18.6.10

La llama del compresor

Y en vez de llorar, respondí. En vez de enzarzarme en una pelea dialéctica en un dialecto extranjero, respondí lacónicamente y di la razón. Porque no soy menos que nadie ni más que aquellos que se creen superiores. Bien especifica el papel a qué rinconcito tengo que limitarme. Y bastante me he extralimitado ya. He dejado de lado mi afición a la escritura, mis historias con los cocos y los bonobuses, mis ratos de ocio, mi risas y mis logros. Me olvidé durante mucho tiempo lo que era delegar, lo que era pasar de aquello por lo que no me van a dar las gracias. Olvidé entre la nieve mi orgullo y mi poder, mi expresión iuspositivista, mis tacones y mis ganas de impregnarme de todo sin dejar que me calase. Lo olvidé por completo. Pero entonces llegaron las risas en la inmensidad, las mañanas de esperanza, una carpeta nueva y mi planeta regente.
Así pues, respondí con un tono conciliador que de poco sirvió, mas de mucho va a servir en ese día que tenga que ponerme la bata y hacer de científica. Porque parece que no estudiamos en la misma facultad y sin embargo él es más que yo atendiendo a su cuenta bancaria. Porque parece que no trabajamos en el mismo bando y sin embargo él es un igual atendiendo a su tarjeta. Porque parece que no soy la que más se esfuerza y sin embargo son a ellos a los que no invitan a tomar café. Porque parece que a fin de cuentas la que está aquí soy yo y sin embargo los que están quedando mal son ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

I know what you mean!