25.3.07

Felicidades!

De eso hace cincuenta años ya, lo recuerdas? Naciste aquella mañana como consecuencia del pensamiento unánime de unos cuantos hombres buenos que perseguían un sueño, un ideal de convivencia entre las naciones que compartimos un pasado común. Nuestro equipaje histórico no nos abandona en ningún momento, y si bien las sombras en ocasiones se hacen demasiado alargadas, avanzamos con paso lento pero decidido al futuro. Nuestro futuro que es el tuyo también. Muchas cosas han pasado desde entonces; has visto desfilar ante tí a tus hermanos de Maastricht, Bruselas, Amsterdam, Niza,... y los que vendrán! Pero tú sigues ahí, manteniendo el título de fundador, de emblema para todos. Con aquellos seis estados que te dieron forma se inauguró algo muy grande, algo que nos incumbe a todos, que nos afecta. Siempre recelamos de aquello que creaste y regulas, siempre lo miramos de lado como sin querer hacerle demasiado caso. Es lo que tiene no imponerse, verdad? Eres bondadoso con los estados, con las personas y con los derechos; nos respetas pero te cuesta hacerte respetar. Hay quien dice que solo serviste para abrir una época de restricciones a la agricultura y de subvenciones masivas. Yo digo que serviste como reflejo a toda una generación que, harta de tanta diferencia nacional, optó por un modelo común, un referente explícito en sus vidas. Serviste para darnos cuenta de que no somos tan diferentes, que compartimos las mismas experiencias, que venimos del mismo sitio y que irremediablemente tenemos que acompañarnos en la vida, juntos en paz y armonía. Naciste para regular el mercado económico, y lo que parecía una estrategia comercial ha terminado siendo un gran espíritu de trabajo, sacrificio e integración en unos principios que hoy nos parecen tan lógicos y entonces no eran más que una utopía. Gracias; sigue observándonos desde tu retiro funcional, para que tu esencia perviva en nosotros y en las generaciones venideras.

23.3.07

17.3.07

No hay serpientes en Irlanda

"Harkishan Ram Lal echó a andar por el camino hasta llegar al claro y se plantó en el lugar donde había ardido la fogata. Miró a su alrededor: las altas hierbas, las retamas y las aulagas, sobre el suelo arenoso.
-Sisha serp- dijo, llamando a la oculta víbora- ¡Oh, serpiente venenosa! ¿Puedes oírme? Has hecho ya lo que debías; por esto te traje de los montes de Rajputana. Pero estaba previsto que también tú tenías que morir. Yo mismo te habría matado, si todo se hubiese desarrollado según el plan trazado, y habría arrojado tu cuerpo muerto al río.
¿Me escuchas, mortífero animal? Entonces, óyeme. Podrás vivir un poco más, pero después morirás, como mueren todas las cosas. Y morirás a solas, sin una hembra con la que aparearte, porque no hay serpientes en Irlanda.
La víbora escamosa no le oyó, o, si le oyó, no dio señales de haberle comprendido. En lo más hondo de su agujero en la cálida arena, bajo los pies de Ram Lal, estaba muy ocupada, completamente absorta en la realización del trabajo que le había encargado la Naturaleza.
En la base de la cola de las serpientes, hay dos placas superpuestas que cierran la cloaca. La víbora tenía la cola erecta y sacudía el cuerpo siguiendo un ritmo primitivo. Las placas se habían separado y, uno a uno, envueltos en su bolsa transparente, de unos milímetros de longitud, pero tan venenosos como sus antepasados, la serpiente, que era una hembra, echó doce hijitos al mundo."

16.3.07

Kein Problem an der Autobahn

Si tienes ganas de destrozar un BMW en una colisión contra un camión cargado de gasolina, no te lo puedes perder.

13.3.07

Se que empezaron ayer, pero aún estamos a tiempo

Últimamente se lleva mucho lo japonés, no en el campo textil ni estético, sino en el de las artes. Supongo que ha sido Clint Eastwood el que dio una lección haciendo dos películas sobre un mismo tema. La típica película sobre héroes americanos y otra, mucho menos convencional, relatando la historia de los héroes japoneses. El éxito en su tierra corrobora lo bueno de la cinta en cuestión y el hecho de que poco a poco se le esté perdiendo el miedo a saber la versión del por entonces enemigo. Japón, ese país del que se menos de lo que me gustaría, que escriben diferente a nosotros, cuyos dibujos no se asemejan a la realidad (véase Midori... sin comentarios) y cuya mentalidad dista mucho de la nuestra en casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Pero en mitad de esta ignorancia cultural, como por arte de magia (y presupuesto), aparece la primera de espero muchas jornadas organizadas por nuestro pésimo sistema educativo superior. En fin, todo un logro. Aprovechad y no os lo perdais, el año que viene puede que ya no esté.

8.3.07

Y tú ahí, tirado en el sofá

La entrada de hoy va dirigida a todos en general; a todos y a todas, pero especialmente a aquellos que vivís en casa, que vais a comer a casa el fin de semana, a aquellos para los que la lavadora sigue siendo un misterio o la plancha un improvisado tostador. Ahora mirad a vuestro alrededor. La veis? Sí? No? A vuestra madre, a vuestra abuela, a vuestra hermana, esposa, novia,... a esa mujer que os rodea. Levantaos y darla un beso y felicitadla. Si no lo quereis hacer porque creeis que el oficio de ama de casa consiste en ver a la Campos (o similar) toda la mañana y comer pastitas por la tarde... lavaos vosotros mismos la ropa! Cocinad! Limpiad! Cuando estuvisteis enfermos, fue ella la que os llevó al médico, la que os dio mimos, la que os arropaba en la camita. Todas las mujeres son trabajadoras, porque todas tienen algo que hacer simplemente por el hecho de ser mujeres. Mientras haya personas como vosotros que sigan sentados sin levantarse y dar un buen abrazo, mandar un mensaje, llamar o enviar un mail a esa mujer que tanto ha hecho por vosotros, mientras siga habiendo gente así, seguirá existiendo este día. Hoy escuché a un hombre preguntar: y para cuándo el día del hombre trabajador? La respuesta es bien sencilla: nosotras hemos sido más lista reivindicando nuestros derechos en mucho menos tiempo que vosotros. Dos mil años de poder machista y todavía no teneis un día para vosotros! Qué pena me dais!

6.3.07

5.3.07