16.8.06

Am I metal? Yes, I am

Pues he aquí una crónica de este pasado puente durante el cual se me mostraron varios aspectos de la vida normal en los que no había reparado antes. Para empezar, que a los niños ya se les educa desde la cuna, queriendo quemar o estampar pájaros contra una pared; en todo caso, aquel niño que hablaba en un extraño y gutural idioma (cual neandertal descongelado) fue interceptado por su abuelo. Si no llega a hacerlo él, lo hubiese hecho yo, la verdad. En fin, que a este incidente, que ha supuesto mi serio propósito de abrirme un plan de pensiones cuanto antes mejor, se le sumó el rápido viaje a tierras vecinas con un calor sofocante, viendo animalicos y multitud de fincas y prao (no tan bonitos como el de esbirro, seguro) Vamos, que esa zona es bonita, aunque faltó tiempo para ir a ver lo que de verdad importa. Notificaros a todos que sigue abierta la excursión-exposición para visitar desde las alturas una de las dos catedrales de aquella ciudad que comparte obispado con otra sede cultural importante estos días. Todo ello muy recomendable, la verdad. Existen otras atracciones dignas de contemplar, si bien mejor hacerlo un día de diario y con una chaquetilla, que allí hace siempre frío.
Aparte de estos aspectos, destacan otros más... sabrosos. Cosas típicas, ya veis, de aquí y de allá que a todos gustan, si bien son comparados con ciertos habitantes de donde son típicas esas dulzainas. Unas buenas risas alrededor de todo un clásico (o dos) y sobre todo y esencialmente, chollos en tiendas ignorantes (mucho Unamuno, pero poneis los tesoros al alcance de cualquiera)

Quede patente ahí la imagen del famoso filtro; para otra vez, voy a la fábrica.

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