Me lo dijo Fulanito, que Menganito lo vió

He recibido ahora mismo un email, uno de esos que te llegan con una presentación como dato adjunto. Lo abres, te cuenta un montón de chorradas y te enseña una foto que te hace soltar un "aaahhhhh" de lo más natural y asombroso. Claro que luego te empiezas a preguntar si aquello que te muestra es realidad o ficción. Bien sabemos todos que el uso del photoshop u otros programas similares hacen que en las fotos salgamos más guapos, más sonrientes, en un entorno paradisiaco y junto a personalidades de la jet set. Ya sin irnos a niveles propios de la prensa rosa, todos, o casi todos, podemos realzar el contraste, bajar los brillos, recortarnos y pegarnos en otro sitio de la instantánea. Mi pésimo manejo del ordenador y el hecho de que ya no tenga ninguno de esos programas hace que siempre me plantee si lo que veo en un email es cierto o no (no conozco la precisión con la que esos programas pueden llegar a operar) Y no solo las fotos me resultan sospechosas, también las historias que cuentan son más que dudosas. Todo ello no me llega a atormentar ni a quitar el sueño, pero oye, fastidia cuando te llega algo, lo lees, lo dices por ahí y te responden: pero si eso es mentira, aún no lo sabes? Se te queda como cara de tonta, sonríes tímidamente y contestas: algo me olía. Qué se puede hacer ante tal avalancha de emails, fotos, presentaciones y diversas pérdidas de tiempo que te dejan un mosqueo constante? Pues nada, se va uno a una base de datos y busca. Será entonces cuando la pesada y humillante carga de soportar aquellos comentarios que dejaban constancia de vuestra inocencia pasará a vuestros enemigos. Seréis más felices y liberaréis espacio de vuestro correo borrando aquellos bulos o falacias que, más que poner a prueba nuestra capacidad de asombro, ponen de manifiesto la imaginación que tiene la gente, y su dominio del diseño gráfico.