El señor Mundo se tira de los pelos

Ayer hablaba con un amigo mío, buena persona sobre todo para tener una conversación más que coherente, interesante y sin una palabra más alta que otra. Este chico, al que sin duda copiaron para crear a ese doctor que a todos os parece tan maravilloso, me comentaba que dado su puesto al frente de la administración local de cierto municipio observaba cómo había aumentado la construcción e instalación de placas solares. No pude sostener mis ideas de una manera más asentada porque el tiempo se me echaba encima, para variar, y dejé los argumentos a medias, si bien me hizo pensar en cómo avanzan los tiempos. Creo no ser la más indicada para daros cifras, datos y remisiones a investigaciones y estudios detallados sobre cuánto contamina una central nuclear, una térmica o una eólica. Supongo que eso es lo de menos, porque los hechos hablan por sí mismos. Nos da igual, visto lo visto, y si bien últimamente se está poniendo de moda el ser ecologista, también nos hemos acostumbrados a disfrutar de ciertas ventajas sin las que ahora no podríamos vivir. El hombre es un lobo para el hombre. Hacemos cosas que son malas y en vez de arreglarlo, seguimos haciéndolo. Un poco de fuerza de voluntad haría cambiar las cosas. No depende de tí ni de mí, depende de nosotros dos, de todos juntos. Tierra no hay más que una, y tú, yo y todos nuestros compañeros evolucionamos del mono.