6.12.06

Las Cortes aprueban y el Pueblo ratifica

Hoy es seis de diciembre y no me he resistido a poner una entrada dedicada a mi querídisima norma fundamental, cúspide de la pirámide jurídica y suprema defensora de nuestros Derechos. La Constitución española de 1978 nació tras una gestación cuanto menos problemática, con continuos debates acerca de aquella España que tímidamente se abría hacia un mundo mejor. Tras años de dictadura, se decidió establecer una serie de reglas para hacer constar los límites de los poderes, de los ciudadanos y de las leyes en general, favoreciendo así un diálogo y un consenso entre las fuerzas sociales. Se quería evitar a toda costa una constitución política, ideario del Gobierno que por entonces ocupase el poder, inútil para su sucesor y para aquellos que no compartiesen sus inclinaciones ideológicas. Así pues, las principales fuerzas políticas se pusieron de acuerdo y dieron a conocer un texto que reflejase el espíritu de entonces, pero que pudiese ser actualizado mediante una interpretación adecuada. Se crea así el Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la Constitución española de 1978, pero no el único, puesto que todos los tribunales españoles tienen el deber de aplicar las leyes conforme a la norma suprema. El texto constitucional resulta aburrido, enrevesado e incluso abstracto para aquellos que alguna vez se ha parado a leerlo; no obstante, habiendo sido aprobado cuando fue, en esas circunstancias y con aquella mentalidad, sigue haciendo que perviva ese espíritu de superación, de cambio, de novedad y de libertad con el que fue elaborado, promulgado y votado. Feliz cumpleaños, y que cumplas muchos más!

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