24.12.06

Kling, Glöckchen, klingelingeling, kling, Glöckchen, kling

En vez de contaros que tal día como hoy en 1865 fue fundado el Ku Klux Klan, prefiero referirme a una tradición que se mantiene año tras año en multitud de hogares de todo el mundo. Los villancicos forman parte, irremediable e inseparablemente, de los festejos de Navidad en los que nos hayamos inmersos estos días. Entre cazuela y cazuela, antes de pelar los langostinos o atacar los platos de turrón, escuchamos en la radio incesantes cancioncillas que lejos de parecernos pesadas, animan nuestra alma y llenan de gozo el corazón. Y no porque nos guste cantarlas o porque supongan la reunión de la familia en torno al equipo de sonido del salón. Lo bonito de los villancicos es la compleja estructura lírica que tienen, sus letras llenas de precisión poética, de metáforas y de sonidos que intentan imitar la risa de un niño. Quién no ha cantado alguna vez eso de "ay, del chiquirritín, chiquirriquitín" o "hacia Belén va una mula, riau riau", sin complejos, sin darse cuenta de que el significado de los términos que tanta gracia nos hace no tiene relevancia con el mensaje de paz y amor que en estos días debe predicarse. Dejando al margen consideraciones religiosas, la cuestión es que los villancicos forman parte de nuestra cultura navideña, nos hace feliz escuchar una de esas canciones con campanillas y niños cantando todos felizones. Como en esta noche, lo importante es sorprender, olvidaos del tradicional "noche de paz"; el futuro ha llegado, la revolución está en marcha.

1 comentario:

noewar dijo...

No lo veo yo muy adecuado al horario infantil y la candided del a navidad pero... todo vale! jajjaa