19.9.06

Fantasma gigante que velas por la ciudad pequeña

Sin darme cuenta, me sorprendí anoche a mí misma mientras contemplaba absolutamente pasmada esa gran dama que se eleva sobre la tan heroica e invicta ciudad. Como no podía ser de otra manera, le saqué unas fotos, que la quiero yo mucho y me parece preciosa; tan alta, tan afilada, como queriendo recortar el cielo. Aquella que tanto pasara y tanto viera se encuentra ahora rodeada y asediada por las multitudes que acuden sin descanso a la vera de su abrigo para celebrar las fiestas de aquel santo, que no patrón, de la insigne Vetusta. Quede aquí mi pequeño homenaje a la que tantas alegrías me da cuando la vislumbro en la lejanía, cuando presumo de haber subido por aquella escalera de la torre a escondidas del cura de turno, cuando hablan de las reliquias que defiende, del patio de los reyes, de sus andanzas y sus penas, de la historia que contempla. Y se que en algún lugar de aquella torre, siempre expectante y vigilante, está don Fermín de Pas.

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