16.6.11

Indígnaos pero mucho mucho mucho

Una vez levantado el campamento, recogida la poca cosecha de la siembra de la esperanza y convencidos de que tan solo la vistosa idea de un buen vecino sirve para liberar al sistema de aquellos que lo corroen, todos opinan y se entretienen con el movimiento ese que acaparó titulares y plazas durante unas semanas. Ingenuos! digo yo, mientras todavía se convencen de que ganarán a través de protestas pacíficas... o incluso bélicas. El político es un animal que se asemeja a la garrapata: se pega a su víctima (en este caso, el Estado) y succiona hasta que muere por la explosión de todo su cuerpo, hinchado y extasiado en la propia acción de ingerir. De ahí que el movimiento no deba venir desde fuera sino desde dentro del sistema que, por mucho que digan algunos, resquicios deja a la revolución legal. No obstante, y no queriendo dejarme llevar por la tentación de opinar, vivimos durante un tiempo (quizá unas pocas horas hasta que se arrimaron personas non gratas) una verdadera oposición ante la situación política.
Dicho esto y en el mismo sentido, ahora que están las plazas libres pero que ya sabemos cómo va el asunto (que no nos echan y que tendremos publicidad gratis) digo yo... a qué esperan todos esos licenciados en ciencias de la información, becarios en los diversos medios de comunicación y otros aludidos para salir a la calle a quejarse por esto?

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