12.3.08

The well respected men

Aparca maravillosamente, de esa manera que solo ellos saben, así con una mano y mirando hacia atrás. Para qué usar los espejos si podemos desnucarnos! En una sola maniobra deja el coche bien cerca de la acera. Se baja, abre el maletero y saca la parte de abajo. Abre la puerta del acompañante y saca un capazo con una preciosidad dentro que no hace más que mirar extrañada. Une ambas partes, cerciorándose de que queden bien ancladas. Por supuesto que sí! Él sabe de estas cosas. El interior del capazo manotea y hace aspavientos ante la claridad. El sol de frente. Sin inmutarse, él se gira, se da cuenta del nerviosismo patente y responde con bromas y risas. Este debe ser el primer momento en el que un hombre no entiende a una mujer. Ni la mujer al hombre, dicho sea de paso. Luego hay hombres que pasean con carritos vacíos porque aún están buscando a aquella que les llene y que les haga hacer cosas como utilizar diminutivos, barrer la terraza o llevar el paraguas. Todo eso, claro está, al estilo más masculino posible. Porque digan lo que digan, siguen siendo hombres. Nos guste o no. Nos diferenciamos mucho, X e Y que dirían. Allá van, con sus conversaciones, sus intentos por entendernos, sus cabreos más que evidentes, su falta de tacto en tantas y tantas ocasiones. Pero no lo esconden, no pueden, ellos son así. No creo que haga falta cambiarlos. Pensad en cualquier hombre que tengais cerca. Cuántas veces os ha hecho reir? La satisfacción más grande de una mujer es entender porqué ellos se frustan al no entender la lavadora, la plancha u otras muchas cosas que alardean de arreglar. Luego se quejan porque nos metemos con ellos cuando son ellos los que vienen a buscarnos. No son capaces de expresar sus sentimientos porque ya los muestran. Cuando conoces a un hombre, eres capaz de saber lo que va a decir. Ese es el mejor regalo que nos dan. Para ellos, para los niños y los no tan niños, un besín y muchas bromas!!!

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