14.3.08

Basado en hechos reales... lamentablemente

La imagen en cuestión es aquella de un pre-héroe arácnido frente a un horno. Algo escalofriante para aquellos que estábamos en el cine, hace tiempo ya. Sale uno con la frase real de tan noble actor y piensa que aquellos tiempos eran duros, despiadados, sin nada a lo que acogerse ante semejantes prácticas. Tan tranquilos, apagamos la tele, abandonamos la sala o sacamos la película del dvd y nos vamos a dormir, teniendo presente en nuestro fuero interno que lo que acabamos de ver es puro teatro, imaginación plasmada en un excelente y premiado guión. En aquel lugar donde la vida abandonada acallaba los gritos de la muerte querida, los sentimientos eran fingidos y las paredes de cartón piedra. El horno mismo era una réplica de lo que en algún tiempo debió ser un instrumento de... medicina? Pues bien, ahora ya se me quita el hambre, las ganas de sonreir, me aparece una muesca de asco y de repulsión hacia todos aquellos que aún ahora siguen utilizando el horno. Pero ya no se trata de un horno de carbón cuyo humo negro señalaba el lugar de tan atroz suceso. Ahora ya son máquinas dentadas, agujeros cuyo fin se desconoce los que guardan entre sus paredes frías e inertes la quietud que sigue al desvanecimiento de la primera sonrisa, del primer llanto, de todas las primeras cosas que son. Duro, asqueroso, cruel, inimaginable. La falta de escrúpulos no tanto del autor material sino de la cooperadora necesaria debe ser algo nimio comparado con el sempiterno sentimiento de haber arrojado a la nada un sentimiento tan maravilloso como la vida y el amor. Que algunas acudan a sitios así para desprenderse de una responsabilidad que han adquirido con todo el consentimiento me parece más que vergonzoso. Es que no hay palabra para definirlo.

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