7.4.11

Marie Curie vs Giselle Budchen

Hoy he visto por la calle a una chica muy guapa. Un bombón de esos de vestido corto con vuelo, andares que entretienen, melena perfecta y combinada en su estilismo a más no poder. Vamos, la típica a la que dan ganas de seguir las enseñanzas de Amy Farrah Fowler y morderle un ojo. Es inevitable, es competencia ante el instinto natural de "cazar" pareja. Así que cruzó un paso de cebra y el hombre que conducía (el típico señor de mediana edad) tardó un rato más de lo normal en ponerse en movimiento para seguir el ídem de las caderas de la señorita. Llegado ese momento, maldije la opción de tomar esa calle ya que podría haberme evitado un sopapo en mi autoestima, si bien luego, cambié de opinión. Si me pongo a dieta, hago ejercicio, me pongo tacones, me maquillo, me hago un corte de pelo decente, etc, etc,... en un mes también se darían la vuelta para mirar mi vaivén. Ahora bien, es eso suficiente? Es el halago fácil y superficial lo más importante? Esa chica, a sus treinta años, triunfa y deja a todos boquiabiertos. No obstante, siempre habrá alguien más guapa que ella, siempre habrá otra por la que la cambien; por ejemplo yo un mes después. Así pues, su hechizo se diluye, verdad? El envoltorio nunca es lo importante porque lo puedes copiar, pero lo de dentro es lo que de verdad importa. Recordé entonces algunos ejemplos de perfecciones de género masculino emparejados con personas bastante normales. Hugh Jackman está casado con una señora que le saca catorce años y que, además, es poco lucida en fiestas y demás. Tienen dos hijos y son muy felices juntos. Matt Damon se casó con una camarera y tienen tres hijos; ella es muy mona pero ahí la veis, sin estridencias ni enseñando chicha. Sir Sean Connery lleva muchos años casado con una señora pequeñina y galana que le acompaña allá donde va. Con pintas de que es ella la que lleva los pantalones en casa (sobre todo cuando él se pone la falda escocesa), no se puede decir que brille con luz propia en sus apariciones públicas. Dicho esto y a la luz de lo atípico de los casos, qué ven ellos en ellas? La eterna pregunta, verdad? Si a eso respondéis "una buena delantera, un buen trasero, dos ojos como dos estrellas, largas piernas,...", tenéis alguna opción. Si aún habiendo remirándolas por todos los ángulos, aún os parecen del montón, echaos a temblar. Lo más difícil de este mundo es intentar vencer algo que no se ve. Si es simpática, comprensiva, buena amante, cariñosa, buena oradora, ingeniosa,... quién lucha contra eso? Quién gana ante una batalla en la que la forma de ser pesa ante todo? Por eso yo estoy tranquila y no me preocupa mi aspecto. No quiero un hombre que me diga que le gusto recién levantada, quiero un hombre que me diga todo lo que piensa y que pida mi opinión. Por lo menos, quiero seguir conservándolo. Y para ello no tengo que ir al gimnasio ni ponerme minifalda. Solo crecer como persona.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén. Preciosa reflexión.

Alvarado dijo...

Responde mejor a esta otra pregunta....¿Cómo luchar contra una idea de beleza?. Creo que la respuesta es simple...usando otra más potente aún. Saludos