23.4.09

Cerdo y pimienta

Alicia cogió al niño con dificultad, porque tenía una forma extraña y movía los brazos y las piernas hacia todos los lados, "igual que una estrella de mar", pensó Alicia. El pobrecito resoplaba como una locomotora cuando Alicia le cogió y se retorcía y se estiraba una y otra vez, así que, durante algunos minutos, se le hizo muy difícil sostenerlo.
Tan pronto como encontró la manera correcta de mecerlo (que era hacer de él una especie de nudo sujetándole fuerte la oreja derecha y el pie izquierdo para evitar que se desatara), lo sacó fuera. "Si no me llevo a este niño conmigo", pensó Alicia, "en uno o dos días lo matan. ¿Sería un crimen dejarlo?" Alicia dijo en voz alta estas últimas palabras y la pobre criatura gruñó como respuesta (ya había dejado de estornudar)
- ¡No gruñas! -dijo Alicia- Ésa no es la manera correcta de expresarte.
El bebé gruñó otra vez y Alicia le observó con ansiedad para ver qué ocurría. No había duda de que tenía una nariz muy respingona, mucha más parecida a un hocico que a una nariz de verdad. También sus ojos eran demasiado pequeños para ser de un niño. Todo eso hacía que a Alicia no le gustase nada su aspecto. "Quizá sólo estaba lloriqueando", pensó y le miró los ojos otra vez para ver si había lágrimas en ellos.
No, no había lágrimas.
- Cariño, si te vas a convertir en un cerdo -dijo Alicia seriamente- no podré hacer nada contigo.
¡Cuidado entonces! La pobre criaturita sollozó de nuevo (o gruñó, era imposible saberlo) y durante un rato ambos siguieron en silencia.
Justo cuando Alicia empezaba a pensar "¿y qué voy a hacer con esta criatura cuando llegue a casa?", el bebé gruñó de nuevo, tan violentamente que ella, alarmada, volvió a mirarle la cara. Esta vez no podía haber ninguna duda: era, ni más ni menos, un cerdo y Alicia pensó que era absurdo llevarlo más tiempo en brazos.
Así que dejó a la criatura en el suelo y se sintió bastante aliviada al verle trotar hacia el bosque tranquilamente. "Si hubiese crecido", dijo para sí, "habría sido un niño feísimo; pero es un cerdo bastante guapo, creo yo." Y se puso a pensar en otros niños que conocía y que estarían bastante bien como cerdos "si uno supiese cómo transformarlos..."

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