8.8.08

It was the first time that we met

Se para uno a pensar en esto de las Olimpiadas. Estoy ahora mismo viendo la ceremonia de inauguración y algunas de las cosas que dicen me hacen reflexionar. Se supone que la llama olímpica la traen desde Olimpia, cuna de estos juegos, no de los modernos sino de los antiguos, de esos que hacían que se paralizasen las guerras y los pueblos se juntasen en un alarde de amistad y pacifismo en pos del deporte y la buena voluntad. Fue aquel francés tan famoso el que recuperó la gloriosa tradición de que cada cuatro años nos pongan en la tele a todas horas personas más altas, más fuertes, mejores! No obstante, no se ha perdido un poco el verdadero espíritu olímpico? En los discursos se ha mencionado la importancia de ser competitivos pero también leales, no tramposos, deportivos. Pero acaso tiene gracia ver a toda esa gente con sus cámaras de fotos, sus videocámaras, ese estadio tan enorme, las trabajadas medallas, el dinero, los intereses políticos que subyacen innegablemente en el trasfondo de todo eso? Ya no es gracia ni interés ni deportividad. Mientras ahí se celebra la fiesta del deporte con inocentes niños cantando a la libertad (digo yo, no se mandarín), los deportistas pierden de vista el hecho de que habrá cotas a las que no puedan llegar. La llama olímpica ha sido sustituida por un calor sofocante. Bajo la polución sempiterna de esa ciudad lejana y prohibida en tantos sentidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

OE!OE!OE!OE!OROOOOOOO!A cuadrarse ante el himno y la bandera!