
Ayer estuve en una tienda de juguetes mirando las barbies de colección. Han sacado una por cada década que lleva en venta la muñeca en cuestión y ahí tienes un ejemplo de cómo ha evolucionado el canon de "princesita". La de los años 50 (maravillosa en mi opinión, qué clásica!) es una mujer voluptuosa con un precioso vestido para recibir visitas. La de los 60 es fanática del twist, la de los 70 una superbronceada jovencita lista para irse a cualquier playa de Malibú, la de los 80 un icono del pop al más puro estilo Cindy Lauper. La de los 90 no estaba, pero supongo que cualquiera de las de ahora pueden ser viables para ilustrar el ejemplo. Ahí las tenemos, toda la evolución de la mujer a lo largo de 50 años a través de una muñeca. Sus anuncios nos metían en la cabeza cómo debíamos ser. Una buena anfitriona, que sabe divertirse, con un buen tipo para ponerse bikini, siguiendo las modas más actuales y con suficiente autonomía para no depender de nadie. En la barbie el ejemplo es más que claro. Alguien hecha de menos a Ken?
Pero para no perder el hilo del asunto, ella es toda una mujer, orientando a miles de niñas tan fácilmente impresionables a ser mujeres como ella. Ten curvas, pero sin pasarte; vete maquillada, aunque estés en pijama; lleva tacones, aunque tus pies te queden amorfos. Aún te extrañas que salgan con tops y minifaldas? Día tras día veo pseudo-barbies de quince años que hacen que me sienta como una viejecita que ya no tiene lugar en este mundo. Cómo superar tal atrocidad? Con educación? Con moral? Habrá que dejar la decisión a cada persona, aunque sean solo inocentes criaturas. Yo lo superé poniendo a mi barbie en mi lugar, no a mí en el de ella. A fin de cuentas, solo son muñecas, sin sentimientos ni razón. Excepto las de toy story, claro.
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